En nuestro viaje de 2 semanas por Japón aterrizamos en Tokio y hacemos las visitas a los lugares más destacados, Shibuya, Ginza, Akihabara, Asakusa, Odaiba.
Arrancamos nuestro viaje de dos semanas en Japón con una pequeña incidencia en el aeropuerto, donde no funciona (por lo que dicen ellos) a nivel mundial el sistema de gestión de embarque... con lo que tras esperas, llamadas y agobios de los mostradores van haciendo a la gente una tarjeta a mano y en la maleta igualmente escriben a boli todo... da un poco de miedo pero finalmente la maleta llega a su destino.
Al llegar al aeropuerto de Tokio-Haneda validamos nuestra Japan Rail Pass (una tarjeta que sólo puedes comprar fuera de Japón y que te da tarifja plana de viajes en tren por el pais), recogemos nuestro Wifi para las dos semanas y compramos una tarjeta monedero para pagar todos los transportes de metro, pagar en máquinas de la calle, etc... es la tarjeta PASMO.
Para llegar al hotel cogemos el monorail hasta el centro y allí tren, y como la entrada en los hoteles no la puedes hacer hasta las 15h decidimos comer antes algo en un sitio típico japonés donde compras antes un ticket y te preparan lo que has pedido. Bueno, barato y rápido.
La tarde la dedicamos a visitar las increiblemente tranquilas calles de Tokio, apenas coches, apenas gente, se respira una tranquilidad tremenda.
Nos acercamos a Ginza, la famosa calle de las tiendas super-caras y una vez caída la noche nos acercamos al paso de cebra más famoso del mundo, Shibuya, hasta arriba de gente joven, se ve que es la zona de marcha, rodeado de calles pequeñas con muchos sitios para cenar, salas de juego, etc etc.
Allí también tenemos que ver la estatua de Hachiko, un perro que acompañaba todos los días a la estación a su dueño, y luego le iba a esperar a su vuelta, hasta que un día éste murió en el trabajo... el perro siguió esperando en la estación durante los 9 años siguientes de su vida a que el profesor volviese, poco a poco fue llamando la atención de la gente, que lo iba alimentando, y finalmente se levantó una estatua al perro por su devoción.
Al día siguiente empezamos la mañana de forma tecnológica en el barrio Akihabara, un paraiso del geek que comenzamos visitando el Yodobashi y sus 8 plantas dedicadas a la tecnología, alguien que yo me sé podría vivir allí una semana....
Una vez revisadas las novedades del mercado paseamos por los alrededores, donde hay tiendas dedicadas al mundo manga, fue un gusto encontrarnos de nuevo con Mazinger-Z, además de con un montón de señoritas disfrazadas de muñeca que te invitaban a visitar sus locales.
Después de visitar el barrio tecnológico por excelencia de Tokio, nos vamos a la zona de Asakusa, conocida por su torre Sky Tree de 634 metros desde donde se pueden tener grandes vistas de la ciudad, el templo de Sensoji, y por otra cosa aún más notable, la escultura encima del edificio de la cerveza Asahi, más conocidad como "la caca".
A pesar del nombre común de su escultura, la zona de Asakusa bien merece una larga visita, ya tiene unos paseos muy tranquilos bordeando el río, y se respira (como en todo Tokio) una gran tranquilidad.
Para terminar el día nada mejor que ir a ver anochecer en la espectacular isla artificial de Odaiba. Una zona enorme y llena de centros comerciales, museos, o incluso playas.
Allí hay una réplica de la estatua de la libertad de París y es un lugar ideal para ver anochecer con el Skyline de Tokio al fondo, con el Rainbow Bridge (que une la ciudad con la isla) en primer plano.
Lo que más sorprende de esta ciudad es el aire de tranquilidad, silencio y orden que se respira. Pocos coches, muy poco ruido, nadie se molesta, todo ocurre a su hora... impensable en una super-ciudad de estas características.