Nuestro transporte nos recoge a las 13h con una puntualidad que será la tónica del viaje, que nos tiene encantados y también algo sorprendidos.
Tras algo más de 3 horas de viaje llegamos a nuestro siguiente destino al lado del lago Malawi, donde vamos a pasar solamente una noche, el Makuzi beach lodge.
Llegamos a falta de poco más de 1 hora para anochecer, y la primera impresión es "guau, menudo sitio!"
Nos enseñan nuestras cabañas y rápidamente cogemos el bañador para meternos en el agua porque aquello parece es un paraiso, una playa de arena fina, rocas, árboles a los lados... lo que parece el mar, resulta ser el gigantesco lago Malawi de arpoximadamente 90km de ancho y 580 de largo.
Para cenar decidimos aprovechar la fruta que hemos comprado por el camino, junto con unos blisters de embutido que hemos traido desde españa, y nos damos un homenaje a la luz de la luna en este incleible entorno.
Al día siguiente tenemos que dejar el alojamiento, destino al norte del país, así que como no queremos desaprovechar este precioso lugar madrugamos para ver el amanecer, coger unos kayak y hacer snorkel antes de desayunar, comida que después de tanto movimiento recibimos con muchísimo gusto.
Para hacer tiempo hasta las 12, que venían a recogernos, decidimos salimos del recinto a dar un paseo y acercarnos hasta el colegio del pueblo de al lado.
Nada más llegar hablamos con dos profesores muy amables que nos explican el funcionamiendo de la institución y nos comentan que están de vacaciones escolares y que en el colegio solamente se encuentran los niños huérfanos que no tienen otro lugar donde alojarse. Malawi tiene una gran problema con el Sida, un alto porcentaje de la población está infectada y eso hace que haya muchos niños que han perdido a sus padres por esta enfermedad.
Después de la explicación detallada de las asignaturas que se imparten, el plan de estudios que siguen y los medios con los que cuentan, nos preguntan si nos apetece jugar un poco con los niños, cosa que estamos deseando por cierto. Así que aprovechamos el tiempo que nos queda para disfrutar de sus dotes de futbolistas y divertirnos con ellos haciendonos selfies. Estos nos permitirán recordar que a pesar de su terrible situación no dejan de sonreir y disfrutar de cada momento.
Al volver al alojamiento compramos un cuadro en un puesto de artesanía y nos montamos hacia nuestro siguiente destino: Luwawa Forest, donde también pasaremos una sola noche.