El alojamiento en Nkhotakota es un remanso de paz y lujoTres horas de viaje desde Lilongwe nos llevan al Bua River Lodge, donde llegamos a las 13h y nos reciben con un zumo y mucha educación.

El sitio es precioso, un complejo construido de madera, al lado del río, sin cobertura ni internet y con alojamientos en forma de Tent-camps alejados unos 300 o 400 metros de la zona común y con una característica que nos llama la atención: Bajo ningún concepto se puede ir sólo desde la zona común hasta los alojamientos a ninguna hora del día.

Y es que estamos dentro de un parque con mucha vida salvaje y puede haber elefantes, monos, cocodrilos, serpientes, toda una variedad de vida salvaje,  ante la que "seguramente" no reaccionariamos de la forma adecuada, por lo que resulta imprescindible que siempre nos acompañe un miembro del staff.

Abejarucos esperando su momentoY el martín pescador logró su presa

Aquí vamos a pasar dos noches y nuestra rutina consiste en levantarnos sobre al amanecer, nos recogen y acompañan a la zona común, para tomar un pequeño desayuno, tras el cual salimos a hacer una ruta de aproximadamente 3 horas con guía y ranger con escopeta, en la que nos van comentando detalles de la fauna y flora de la zona, que resulta muy agradable. Además en estos paseos matutinos descubrimos que el animal más fiero de áfrica no es ni el león, ni el cocodrilo, ni el leopardo, es una bicho del que no habíamos oído hablar nadie y al que todos parecen temer más que a ningún otro en áfric: el Honey Badger.

Agradables paseos en busca de fauna y floraDisfrutando de nuestras rutas

Cocodrilos como ranas en EspañaEl pájaro martillo y el cocodrilo, parece una fábula

Tras volver de la ruta, que finalizan en  la zona común, nos sirven el desayuno (sí, lo anterior debía ser pre-desayuno) y a continuación nos acompañana a nuestras tiendas, donde descansamos hasta que no recogen a la hora de comer, sin apenas haber pasado tiempo para digerir lo anterior...

Lo malo es que es imposible no comer, porque los platos que nos sirven son una delicia, caseros y riquísimos, con unos  camareros muy ambles y educados que nos presentan cada plato, su preparación, los ingredientes, etc.. estamos todos absolutamente impresionados, es como estar en un restaurante de varios tenedores.

Al final va a resultar que tengo sangre realEhhh, qué pasa con vosotros

Tras las comidas solemos quedarnos un rato en la zona común para visualizar la fauna a orillas del río: cocodrilos, martines pescadores, pájaros martillos, garzas, etc... y en alguna ocasión también monos, que nos hacen pasar unos ratos divertidísimos viendo como saltan y juegan entre las columnas y escaleras del lodge.

En todo momento, el staff está atento por si queremos tomar algo y aquí, por su influencia anglosajona, no perdonan la hora del té, donde además de la infusión, hay café y pastas caseras exqusitas.

Una vez descansados y con las reservas bien cubiertas (vamos a engordar seguro!) salimos a bajar la merienda con una pequeña caminata, de una hora aproximadamente, donde nuestro guía nos lleva a ver la puesta de sol en algún entordo idílico y seguro cerca del río, donde cada vez observamos escenas de naturaleza diferentes. Un paseo relajante para terminar bien el día.

Voy a ver si preparo un caldo de una alubiaLas siempre agradables puestas de sol africanasAnochecer con paz y tranquilidad bajo un río en Malawi

A la vuelta, solemos aprovechar para relajarnos un poco en nuestras tiendas y aprovechar el enclave en el que se encuentrar, para después ir a cenar y charlar un rato alrededor del fuego antes de irnos a la cama.

En este parque no hay fauna tan llamativa como hemos disfrutado en otros safaris, ya que no abundan los grandes carnívoros y los elefantes no son fáciles de ver, pero eso permite hacer paseos con mayor tranquilidad y disfrutar así de las explicaciones de nuestro guía viendo la flora in situ, cosa que no siempre es posible por el peligro que supone. Por otro lado, el trato y la comida son excelentes, por lo que partimos hacia nuestro siguiente destino con pena y también con sensación de que nos quedan cosas por hacer, ya que descubrimos tarde alguna que otra actividad más cultural que podríamos haber realizado, como visitar un pueblo local, trabajar con artesanos, etc.

Las terribles trampas de las hormigas león

Pues desde aquí yo lo veo bien