Tras dos días costeros, el siguiente nos planteamos recorrer el interior, subiendo al pico más alto de la isla a más de 1000 metros, y entrando en las famosas cuevas, que por cierto, solo están abiertas los lunes, miércoles y viernes.
Viendo que a primera hora el tiempo está relativamente despejado, subimos a Santa Bárbara pico de 1021 metros coronados por antenas de varios tipos y con una vista impresionante. La carretera por la que se accede al pico transcurre entre árboles y zonas muy verdes que dan ganas de pararse a hacer fotos cada momento.
Cuando llegamos arriba, el cierlo se había cubierto bastante y el aire era frío, aun así decidimos hacernos una mini ruta que suspendemos a medias por la niebla que se nos echa encima.
Bajamos y nos dirigimos a las fumarolas, un pequeño paseo bien preparado con caminito marcado y gratuito en espera de entrar a las 2 cuevas: La Gruta do Natal y El Algar do Carvao, que abren de 15 a 17h, por lo que entre ambas visita nos da tiempo a comer de buffet en un bar local por unos 9 euros por persona con la bebida incluida.
Para las cuevas compramos la entrada combinada que nos da acceso a ambos lugares por 9 euros por persona y entramos primero en la Gruta do Natal, cueva que corresponde a un tubo de lava debajo del Lago negro. La visita dura unos 30 minutos y tiene algunos tramos opcionales muy divertidos ya que tienes que pasar agachado de lo bajos que son.
A continuación nos dirigimos al Algar do Carvao, al entrar nos quedamos con la boca abierta, es uno de esos lugares al que las fotos no le hacen justicia.Entrar en la caldera de un volcán tan grande nos dejo muy impresionado, la salida al exterior ahora llena de arboles y plantas y la profunda cavidad interna que recorres en diferentes niveles de escaleras hasta el fondo, donde imaginas que un día hubo cantidades ingentes de lava, impresiona bastante.
Tras salir de las cuevas volvimos al hotel recorriendo la caldera de Guilherme Moniz, lugar desde donde se divisan diversos cráteres, además de toros bravos pastando por su laderas. Aquí se crian muchos de los toros que utilizan para las famosas touradas de la isla.
Tras contactar el primer día de nuestra visita con la empresa que sale a hacer avistamientos de ballenas, nuestra intención era salir hoy, ya que ellos nos dijeron que era el día en que las previsiones indicaban más calma en el mar y con más probabilidades de hacer algún avistamiento. De modo que bajamos temprano hasta el puerto a ver si había suerte, pero al llegar nos informan de que las previsiones no son buenas con lo que cancelan la actividad.
Ya que estabamos en el puerto decidimos hacer otra actividad acuática más cercana y nos apuntamos a visualizar los fondos cercanos en un barco con un gran cristal en la base, de modo que por 15 euros por persona pasamos una hora en la que nos van enseñando restos de varios barcos hundidos de diferentes épocas, mástiles, cañones, ánforas y como no la vida subacuática del lugar.
Una vez finalizada la actividad aprovechamos para visitar la Iglesia da misericorda, comer (recordar que se come a las 12h) y a continuación dirigirmos al punto de inicio de una de las rutas de trekking que más no ha gustado de la isla: la ruta do Chambre. La tenéis indicada al borde de la carretera interior como Trilho do Chambre y es una ruta circular de 3 horas de caminata con zonas muy diferentes entre sí, desde senderos entre roca volcánica hasta subidas por bosques de Cryptomeria Japonica (Sugi), unos árboles de corteza rojiza majestuosos, pasando por el borde de una caldera, para finalmente descender al punto de origen entre prados y vacas.
Nuestro último día en la isla amanece lloviendo, tal y como anunciaban las previsiones, de modo que decidimos hacer la actividad reservada para días así, ver museos.
El museo de Angra do Heroismo se encuentra en el antiguo Convento de São Francisco es enorme y nos ha soprendido por la cantidad de elementos que se visitan: la iglesia del antiguo convento y un montón de salas donde te explican tanto con imágenes como con todo tipo de piezas la historia de las Azores desde su descubrimiento hasta la actualidad. Un museo digno de no perderse y visitar con tiempo.
Al salir nos llevamos la grata sorpresa de que ha dejado de llover, con lo que tras reponer fuerzas decidimos hacer otra ruta que teniamos pendiente: los Misterios Negros.
La ruta de los misterios negros es más suave que la del día anterior, circular también y con aproximadamente 2 horas de duración, pero también muy bonita y llena de contrastes.
Para finalizar nuestro viaje en Terceira decidimos acercarnos al borde del mar a un acantilado espectacular que habiamos visto en diferentes fotografías por la isla. Esta zona forma parte de otra ruta llamada "Baias da Agualva", un lugar espectacular que unido al viento que hace habitualmente pone los pelos de punta por los impresionantes precipios por los que tienes que pasar para llegar.