Como el coche lo habíamos alquilado a las 11 de la mañana, nos dirigimos sobre las 10 a la empresa de alquiler para devolverlo con tiempo. Sin embargo, cuando nos encontramos apenas a 100 metros de la oficina, un autobús turístico nos golpea lateralmente hundiendo una puerta.
Con el disgusto y sin saber muy bien qué hacer, rellenamos papeles amistosos con el conductor del autobús para entregar el coche cuanto antes, contar lo ocurrido y ver que por suerte no nos tenemos que hacer cargo de nada, ya que nuestra cobertura era total. Los empleados que nos atienden simplemente recogen las fotos que hicimos del incidente, el parte y nos dicen "ya está, podéis iros".
Nuestro vuelo sale a las 21h, y con un suspiro contenido subimos al castillo de San Jorge, que teníamos pendiente desde el primer día.
Estamos más de 3 horas allí, lo que nos hace comer bastante tarde, pero merece la pena subir a todas las torres con sus diferentes puntos de vista, la cámara oscura, el museo, etc. El casillo en sí es un mirador que conviene visitar en primer lugar, para hacerse una composición de lugar y ser más consciente de dónde está cada barrio en Lisboa.
Tras comer y callejear un poco por la zona, nos acercamos al elevador que todavía no habiamos visto, el elevador de Lavra. Al no estar tan centrico como los demás, la asistencia turística es muy inferior al de los otros, aunque merece la pena igual que el resto.
En el poco rato que nos queda de tarde decidimos visitar la librería más antigua del mundo, la librería Bertrand, fundada en 1732. En ella no esperéis ver libros llenos de polvo, ya que el lugar está totalmente renovado, aunque tiene su encanto.
Muy cerca de la librería se encuentra el famoso café A Brasileira, donde siempre hay artistas callejeros amenizando la visita. Para nuestra tristeza se nos acaba el tiempo en Lisboa, así que volvemos hasta el hostal para recoger las maletas e ir en metro hasta el aeropuerto para volver a Madrid.
LLegamos a las 00.05, hora a la que ya no circula el bus que nos lleva al parking de larga estancia de AENA, así que tenemos que llamar para que pasen a recogernos, lo que demora un poco nuestra vuelta. Aún así, llegamos a una hora más que razonable para descansar y volver a casa a la mañana siguiente.