Después de los primeros días de adaptación, comenzamos a establecer una rutina en Juiz de Fora, nuestra ciudad base durante este año en Brasil. La vida aquí tiene muchas diferencias con respecto a España, desde la alimentación hasta la forma de moverse por la ciudad. En este post os contamos cómo era nuestro día a día, qué cosas nos sorprendieron y cómo nos fuimos acostumbrando a esta nueva realidad.
Uno de nuestros primeros descubrimientos fue el mercado local, donde encontramos una gran variedad de frutas y productos que no habíamos visto antes. Desde la banana ouro, más pequeña y dulce que la convencional, hasta la manga uva, un mango en miniatura. Nos sorprendió también lo barato que es el maracuyá y lo enormes que son los aguacates en comparación con los de España.
Los restaurantes aquí funcionan de manera diferente. Existen dos modalidades principales:
Además, el café es muy diferente al de España. Aquí lo toman filtrado y muy suave, lo que al principio nos resultó extraño, pero terminamos acostumbrándonos.
La ciudad está llena de cuestas y en general las calles no están en muy buen estado, lo que hace que moverse a pie sea todo un ejercicio, pero desde luego era nuestra opción preferida por aquello de ir descubriendo poco a poco los lugares.
Las aceras de la ciudad son un auténtico desafío. Cada edificio es responsable de su trozo de acera, lo que significa que puedes encontrarte un tramo perfectamente pavimentado y, al siguiente paso, un agujero enorme o un desnivel imposible. Caminar aquí se convierte en una especie de deporte de aventura.
Probamos Uber y funcionaba bastante bien, aunque varias veces no nos quisieron llevar al aeropuerto de Rio de Janeiro con tarifas oficiales y nos decían que solamente si les pagábamos en mano.
Otro medio que probamos en bastantes ocasiones y con el que quedamos muy contentos fue blablacar, cada viaje era una curiosidad por ver con qué gente coincidíamos y las rocambolescas historias que nos contaban. Además, sorprendentemente todos los conductores de blablacar eran super puntuales.
Hay muchas pequeñas diferencias en la forma de vida brasileña que nos llamaron la atención. Por ejemplo:
Nuestro día a día en Juiz de Fora solía seguir un esquema bastante marcado:
Vivir en Juiz de Fora fue una experiencia de adaptación constante. Aprendimos a disfrutar del ritmo más relajado, de la comida diferente y de las costumbres locales. A pesar de los desafíos, cada día tenía algo nuevo que descubrir y apreciar. En el siguiente post os contaremos sobre nuestros viajes y excursiones por Brasil, que fueron sin duda una de las mejores partes de la experiencia. ¡No os lo perdáis!
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