Una vez alojados en Aguas Zarcas y sin posibilidad de ir al valle de Bajos del Toro - Volcán Poas, decidimos acercarnos al parque Volcán Arenal, donde empezamos la mañana visitando una catarata: La Fortuna, una buena caída de agua muy bien cuidada por la que tuvimos que pagar el módico precio de 15 USD. El jardín de orquídeas nos gustó mucho, aunque en esta época tenían muy pocas flores, había una gran variedad de especies diferentes.
Como no paraba de llover decidimos ir a un recinto cerrado con serpentario, ranario y mariposario para después de ello cenar y volver al hotel, donde decidimos marcharnos de la zona porque preferimos lugares menos concurridos.
De modo que la mañana siguiente partimos hacia el parque Volcán Tenorio con la idea de visitar el Río Celeste y su catarata.
Llegamos allí a la hora de comer tras bordear el Lago Arenal con la ilusión de ver el icónico volcán en algún momento, pero no hubo forma y además de ello el recorrido hizo que cogieramos un mareo bastante importante, vomitona incluida... ya que la carretera tenía muchas curvas y era bastante estrecha.
Una vez instalados en nuestro alojamiento. preguntamos a algunos locales qué podriamos hacer para aprovechar la tarde y nos recomiendan ir a ver el Árbol de la Paz, una gigantesca ceiba donde podemos ver pequeñas ranas venenosas. Y así fue, pasamos una tarde la mar de entretenidos buscando ranas blue jeans y de ojos rojos, aunque vimos muchas más de todos los tamaños.
Al día siguiente madrugamos para hacer la ruta del río celeste, allí por recomendación de locales, alquilamos unas botas de agua por 2 USD y con un guía que nos cobró 30 USD por el grupo completo empezamos la caminata. El guía no es obligatorio, pero obviamente es más que interesante porque te va contando muchas cosas de plantas y animales, incluso vimos 2 serpientes que si no es por él, jamás habriamos visto.
En la ruta del río celeste sentimos el peso del turismo, cuando estabamos de vuelta del recorrido empezamos a cruzarnos con muchisima gente que estaba haciendo el recorrido, lloviendo, con barro, en la selva... y era curioso ver a bastante gente con zapatillas y ropa blanca, material a estrenar... eso no hay lavadora que lo deje como empezó!
Tras finalizar la ruta pensamos cual podría ser nuestro siguiente destino, y como quedaba relativamente cerca, nos lanzamos a la zona del Volcán Rincón de la Vieja.
De camino ya vamos viendo que hemos entrado en una zona del país que nada tiene que ver con el resto, seca y amarilla en contraste con lo verde y montañoso que habíamos visto hasta el momento.
Como es nuestra costumbre, mientras vamos en el coche aprovechamos para buscar el siguiente alojamiento, llamar, reservar, etc.... así que mirando en mapas localizamos uno que nos parece está a pies del volcán y con buen acceso al mismo, llamamos y le reservamos dos noches.
Para llegar a nuestro nuevo alojamiento tenemos que desviarnos desde la carretera general unos 10 o 15km por camino sin asfaltar en el que seguramente vayas más rápido corriendo que en coche.
Una vez llegamos al lugar nos quedamos un poco a cuadros, el aspecto que daba era de un complejo para retiros de alguna organización del tipo de la iglesia de la cienciología, paz, tranquilidad y meditación, con diferentes zonas para diferentes actividades sin salir de allí.
Entre el mal rollo que nos da aquello, que en la recepción nos informan de que para entrar en el parque tenemos que volver por la carretera horrorosa por la que hemos llegado y desde allí todavía nos queda un rato, y que además al día siguiente por ser lunes el parque volcán de la vieja está cerrado... le decimos que nos quedamos solamente una noche y que nos vamos al día siguiente.
Pese a nuestra mala impresión inicial, decidimos aprovechar el sitio y bañarnos en una zona termal a la luz de las estrellas, hacer un tour del café con explicaciones y degustación, y un paseo por unos puentes colgantes antes de irnos a medio día.
Además de eso pudimos ver muchos pájaros diferentes que no habíamos visto, incluso un nido de buhos sobre un árbol... con lo que finalmente nos fuimos batante contestos de alojamiento, después de todo lo que despotricamos del mismo.
De todas formas, como el parque estaba cerrado y no queríamos perder un día, decidimos marcharnos hacia Monteverde, donde llegamos ya casi de noche tras recorrer casi 30 km finales por caminos-pedregales (pobrecito nuestro 4x4).